Tu lo has dicho: tienes 21 años y aunque te parezca algo sin importancia, la tiene y mucho. Tienes mucho margen de mejora en todos los aspectos que consideres que debes mejorar y aunque te parezca un consuelo de tontos, tu edad es casi siempre una ventaja. Me dices que tienes muchos problemas y yo te pregunto: ¿Cómo te sentirías si todos esos problemas quedaran solucionados?, ¿Crees qué con la ausencia de problemas te sentirás maravillosamente?, ¿Estás seguro de que sin esos problemas serás completamente feliz?. Yo creo que más que los problemas (sin quitarles importancia a los mismos) quizás deberías analizar qué es realmente con lo que estás luchando y que te hace sufrir en exceso. Yo diría que no es tanto los problemas o los pensamientos que te surgen ante esos problemas como la lucha que mantienes contra esos pensamientos y el intento premeditado de controlarlos para no sentirte mal. Te va a parecer raro lo que te voy a decir pero el que sientas malestar ante situaciones que no deseas es normal, lo que realmente nos hace sufrir y quedarnos bloqueados en determinados momentos de nuestra vida es el querer controlar o evitar sentir esos malestares iniciales que siempre se dan ante situaciones o pensamientos que nos nos gustan. ¿Cuánto tiempo llevas luchando por controlar la situación? ¿Has conseguido algo?: No, sigue ahí y por mucho que intentas evitarlo, sigue ahí ¿verdad?. Entonces habrá que plantearse si el intento de controlar el no sentir o el no pensar, ese rechazo frontal a lo que no deseas es donde está el problema. Es lo que al final te hace de desistir de hacer lo que quieres. Con esto no quiero decir que te conviertas en masoquista sino que analices que es lo que quieres en tu vida y vayas a por ello dentro de tus posibilidades y paso a paso. Lo que importa es lo que hagas y no lo que pienses, los pensamientos son pensamientos, los sentimientos son sentimientos. Tu estás por encima de esos pensamientos y sentimientos. Te propongo un ejercicio: a partir de ahora vas a practicar la autoobservación, búscate un lugar tranquilo, relajate y cuando los pensamientos surjan no los rechaces ni los juzgues, simplemente observalos de
manera neutral, como si fueras una pared que está ahí viendo pasar tus pensamientos. Haz esto a menudo, píllate pensando y observas los pensamientos
sin rechazo. Cuando esto lo practiques regularmente, no va a desaparecer lo que no te guste, pero te habrás distanciado del problema y tu ansiedad y el sufrimiento que conlleva se reducirán. Es el rechazo y la lucha por no tener esos pensamientos lo que te mantiene en estado de sufrimiento crónico. El tema de tu infancia es lo mismo, quizás haya influido en como has aprendido a pensar hoy día, pero no dejan de ser pensamientos presentes sobre el pasado. Si vas a un supermercado y te sobrevienen pensamientos que no te gustan, NO LOS RECHACES, déjalos estar, hazle sitio y salúdalos si quieres, no te pueden hacer nada, son pensamientos. Estos pensamientos actualmente son un obstáculo para ti, pero un pensamiento no te puede impedir
nunca hacer lo que quieres, a no ser que tu lo permitas. No dejes de ir al supermercado o a donde desees por esos pensamientos:
haz lo que desees. Cuando te lleguen los pensamientos los observas sin rechazo, ni juicios y sigue haciendo lo que habías ido a hacer, quizá te sorprenda el ver que muchas veces las cosas no son tan difíciles de hacer, somos nosotros los que la hacemos difíciles. Bueno, espero haberte ayudado. A partir de semana que viene tendré activa una página web gratuita de ayuda, puedes consultarme por ahí si tienes más dudas:
www.psicologogratis.com.es.